jueves, 17 de septiembre de 2009

fundamentos Éticos

FUNDAMENTOS ETICOS

Es importante en este texto, precisar la concepción que se tiene de la palabra ética y del concepto de moral para poder desarrollar el discurso que va orientar la formación de los valores, su vivencia y apropiación en los actores que conforman nuestra comunidad educativa.
La ética se deriva del griego Ethos que posee dos diversos significados según se utilice la palabra como sustantivo o como adjetivo. Uno de ellos, el más común, significa costumbre o hábito y se relaciona con la autointegridad. El otro uso significa morada, lugar de residencia, carácter o disposición estable. En efecto lo ético en la Grecia antigua se relacionaba con el cuidado por el si, la preocupación por el si. Esta postura es diferente a la concepción occidental en donde lo ético es el conocimiento de si.
Según Martínez (2008):
Esta noción se nos ha vuelto ahora muy oscura y desdibujada; la tradición filosófica y la espiritualidad cristiana han enfatizado el conocimiento por el si sobre el cuidado de si. Transformación profunda que en la sociedad occidental ha privilegiado el conocimiento de si mismo cuyas consecuencias objetivan al sujeto, rechazan al sujeto y fundan la moralidad en la negación de sí.
Por tanto, la eticidad alude en Grecia al hecho de asumir la existencia como articulada al todo social y como viviendo en la tensión fundamental entre la ley y la conciencia moral individual. Asumir la existencia desde la eticidad es, en este contexto, poder dar cuenta de si mismo, renunciando a todo dogmatismo, perdiendo toda seguridad fundada en la autoridad o en la tradición, el mito o la religión y enfrentando la búsqueda de la verdad por si mismo apoyados en la lógica y en la crítica (p.3).
La moral, en cambio, es la ciencia que se ocupa del estudio del valor ético o moralidad de los actos humanos en la medida en que pueden decirse buenos o malos, en la medida en que estan orientados hacia los fines a los cuales intentan. Son buenos en la medida en que se orientan al fin propio y último del hombre; no lo son en cuanto se alejan del mismo.
En relación con el concepto de valor que surge de la anterior concepción, se asume en este texto, como aquello relacional que se da entre un sujeto y el objeto a valorar. Es decir, no es posible que el valor exista como algo objetivo solamente, sino que también es una construcción humana. Lo anterior reafirma que el valor es algo complejo, dinámico y que en su realidad participan tanto elementos objetivos como subjetivos.
En este sentido plantea Frondizi (1986) en su obra ¿qué son los valores?, citado por Remolina (2005) que:
El valor es una cualidad estructural que surge de la reacción de un sujeto frente a propiedades que se hallan en un objeto. Es decir, el valor es algo fundamentalmente relacional. Hablamos no de una estructura, sino de una cualidad estructural que surge de la reacción de un sujeto frente a propiedades que se hallan en un objeto. Por otra parte, esa relación no se da en el vacío, sino en una situación física y humana determinada (p.6).
En atención a las anteriores concepciones, nuestra institución como ente microsocial, está llamada a que sus actores interactúen entre si y con el entorno de manera armónica, en medio de los avatares que se da en toda relación que implique el intercambio con un semejante, indistintamente de la edad, sexo, religión, cultura, posición socioeconómica. Son esas atañas las que se denominan relaciones humanas, que es entre muchas cosas el conjunto de interacciones que se dan entre los individuos de una sociedad, las que permiten establecer vínculos afectivos.
Según Marti (2009), “las Relaciones Humanas son las enderezadas a crear y mantener entre los individuos, relaciones cordiales, vínculos amistosos, basados en ciertas reglas aceptadas por todos y, fundamentalmente, en el reconocimiento y respeto de la personalidad humana” (p. 3)
Las relaciones humanas, son básicas para el desarrollo intelectual e individual de los seres humanos, pues gracias a ella se constituyen las sociedades tanto pequeñas como grandes. De la calidad de estos vínculos que establecen los seres humanos a través de los valores, serán el desarrollo de la personalidad y los modos armónicos o desarmónico que construyan a partir de su estancia en la escuela. Considerada ésta, como su segundo nicho, donde es imperiosa la necesidad de orientar una formación que propenda por una convivencia basada en la promoción y respeto por los valores, para que se construyen y vivencian en cada uno de sus espacios institucionales.
Caminar por estos senderos no es nada fácil, dado que es un trabajo diario de ires y venires, andares y desandares, dificultades e incertidumbres propias de las situaciones que actualmente se están viviendo. La formación en valores, por tanto, implica un proceso dialógico, donde el ejemplo del adulto es una premisa y horizonte que el niño, niña o adolescente puede seguir o referenciar. Aristóteles, citado por Silva (2009), “consideraba que las virtudes y los valores no son innatos, sino que se adquieren con la realización constante de actos buenos, por lo que el ejemplo toma dimensiones importantísimas” (p.3).
La escuela compite diariamente con las nuevas tecnología de la información y la comunicación, dado que los estudiantes están expuestos a estos medio de manera masiva. Del uso que se les de a estos medios y la filtración que se haga en la escuela de esta información, dependerá la consolidación de una cultura de valores, en donde las relaciones entre sus actores se democraticen y se respeten.
En este sentido Feria (1995) plantea que: el profesorado ha de utilizar los medios de comunicación con base en un modelo de análisis crítico que posibilite una adecuada visión de la realidad, sus estructuras y relaciones, y que paralelamente, se incardine en la cultura educativa, por lo que sea posible la construcción del conocimiento en función de los contenidos culturales que aparecen en los medios de comunicación, de tal forma que se trasladen a contenidos curriculares y experienciales significativos para el alumnado (p. 2).
Estamos viviendo en los actuales momentos en una cultura, donde los medios audiovisuales juegan un papel importante en la educación y en la transmisión de valores o antivalores. Gracias a ellos, revivimos, recreamos y traemos a nuestro tiempo, hechos acontecidos hace muchos años. La ciencia, la literatura, las artes y demás áreas del conocimiento están llamadas a desarrollar medios y mediaciones para la formación en valores, dado que través de estos, se hacen presentes valores y contravalores con toda una visión del mundo.

Por otra parte, hay un reconocimiento por parte de la comunidad académica institucional, local, nacional y universal sobre la crisis de valores por la cual está atravesando la sociedad en general. La escuela no escapa a esta situación y atención a este fenómeno desde algunas áreas específicas en la institución se atiende esta formación. Pero hay que expresar que el abordaje de los conceptos y vivencias debe realizarse con la integración necesaria de todas las áreas del conocimiento fundamentales y optativas, para trabajar el problema con mayor profundidad y en donde se vea su comunión e integración en la búsqueda de soluciones para esta problemática.

Se asume en este texto, que los valores son cualidades estructurales complejas muy dinámicas que atan al sujeto con el objeto. Es decir, los valores son construcciones humanas en donde participa la dimensión subjetiva, expresada como respuestas intencionales, o sentimientos y el objeto de formación o dimensión objetiva.

Cobra aquí fuerza el significado de la expresión de Lotze, citado por Remolina (2005) quien dice: “los valores no son, sino que valen. Un determinado valor no se da, por otra parte, con independencia de los demás valores. La belleza de una catedral gótica no se puede separar del valor religioso que la inspira” (p.9).

Igualmente, según López (2002):

Los Valores existen muy diversos y varían según el tipo de sociedad en la cual nos ubiquemos, está claro que en la dicotomía cultural oriente-occidente podremos apreciar numerosas variaciones en lo que respecta a los Valores que cada una asume, pero también hemos de pensar que tales oscilaciones encuentran puntos similares en cuanto a patrones de comportamiento y valores definidos que se repiten para todas las personas. Por tanto, es un reto dar a conocer a las personas en formación en valores como el poder, la solidaridad, el hedonismo, el compañerismo para que sean capaces de emitir juicios críticos con respecto a los mismos y decidan si aprehenden tales valores o no lo hacen (p.168).


Precisa López et al (2002), que en general:

Los valores de amistad, solidaridad, compromiso, aprecio por las cosas sencillas de la vida constituyen un halo axiológico que es preciso aprovechar a la hora de poner en práctica situaciones de índole educativa. En consecuencia, no debemos limitar la lectura del libro a la interpretación de los contenidos sino que tenemos que ir más allá y procurar desarrollar nuestra capacidad intelectual y sobre todo cultural, intentando relacionar experiencias previas y ante todo haciendo uso del bagaje lector que se posee. No es complicado utilizar la habilidad intertextual y procurar encontrar en las obras temáticas ya tratadas en otros textos (170).
Con base en las reflexiones anteriores, la formación que ofrece la Escuela Normal Superior San Pedro Alejandrino, se encuentra fundamentada en procesos pedagógicos, didácticos e investigativos, hacia el fortalecimiento de los valores, la vivencia de los derechos humanos, la equidad de género, la inclusión como concreción del respeto hacia la diferencia. Igualmente, la construcción de pensamiento critico, reflexivo, popular y científico, el conocimiento y reconocimiento de la cultura Universal, Nacional y local como expresión del ser humano, atendiendo los fines, consagrados en la normatividad vigente, emitida por el Ministerio de Educación Nacional.
En este horizonte es importante mencionar, que la institución en desarrollo de su misión interviene en la promoción, apropiación y consolidación tanto de los valores de la cultura local que ésta ha definido, como los valores universales. Estimula por tanto, entre los miembros de la comunidad, valores como el amor, el respeto, la sinceridad, la justicia, la tolerancia, la responsabilidad.
Asimismo, la honestidad, la libertad, el agradecimiento, la bondad, amistad, lealtad, fortaleza, laboriosidad, perseverancia, humildad, prudencia, la paz y promueve la cultura de la educación inclusiva, orientada hacia un mundo plural. Lo anterior a través de la implementación de un currículo interdisciplinar basado en los núcleos temáticos y/o problemáticos, que derivan en áreas o estructuras, las cuales en su desarrollo contribuyen a la materialización de la función misionaria definida en el Proyecto Educativo Institucional.

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